HISTORIA

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El restaurante Cándida abrió como una clásica venta de carretera para viajantes en un edificio de 90 metros cuadrados edificado en un terreno familiar con los beneficios de la venta del antiguo bar Mónica que regentaba la familia en el centro del pueblo. En 2008 ampliaron el servicio con una moderna terraza, un aparcamiento y un parque infantil. A ello se añadió la construcción de una bodega propia y de una mayor área para la cocina. Así se profesionalizó totalmente separando completamente la zona de platos fríos y calientes, montándose una cámara de frío, equipamiento de última generación y un amplio almacén.

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Cándida: el sueño de un emigrante

Cándida, la madre de Javier Capitán, actual propietario del restaurante, abrió su primer establecimiento en 1958 como un pequeño bar en el centro de Alameda conocido como el del Comino, mote del patriarca de la familia. En él, Cándida Montenegro y su marido invirtieron toda la ilusión y también los ahorros que lograron recopilar durante años de trabajo como emigrante en Alemania. Aquel pequeño establecimiento familiar fue bautizado como Bar Mónica, nombre de su hija. Allí, Capitán se crió en el entorno del duro trabajo hostelero donde el arduo esfuerzo no se veía recompensado con apenas unos limitados beneficios que quedaban en caja tras una extensa jornada de horario ininterrumpido de seis de la madrugada a diez de la noche. 

Con el fallecimiento a los 51 años del padre de Javier, cuando sólo contaba once años, Cándida Montenegro decidió vender el bar y con el dinero de aquella operación optó por abrir su propio negocio en un terreno familiar de las afueras. Aquel primitivo restaurante se inauguró en 1992 como una clásica venta de carretera. Tras dos años, decidieron alquilarlo y tras varios accidentados arrendamientos, Javier decidió cortar por lo sano y al cumplir 18 años decidió hacerse con las riendas del establecimiento. Se embarcó en un costoso préstamo y, con las ganas como principal activo, afrontó el desarrollo por primera vez de su propia marca: ‘Restaurante Cándida’. 

Hoy Cándida es una referencia de la gastronomía con esa destacada calidad premium que caracteriza a los restaurantes afamados de grandes ciudades. Pero mejor. Al encontrarse en el bucólico entorno de Alameda, un pueblo de algo más de 5.000 habitantes situado en el cruce los límites fronterizos de las provincias andaluzas de Sevilla, Córdoba y Málaga, en pleno centro de Andalucía. Quizá por eso, Cándida fue desde sus inicios un lugar de parada obligada de viajeros y trabajadores.

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Esfuerzo, dedicación y pasión por una idea

Paralelamente al trabajo de la dirección, Javier Capitán, ha combinado su rutina con la formación, titulándose en prestigiosas escuelas de hostelería del entorno como La Espuela de Antequera. Un reciclaje permanente le ha acompañado año tras año, durante una corta pero intensa historia de esfuerzo, dedicación y pasión por una idea, un proyecto que mantiene intacto el espíritu original de su fundación. Si a eso unimos el mimo y el cuidado de cada detalle en la decoración, el servicio o la cocina, podemos comprender la clave del éxito de Restaurante Cándida donde cada año los beneficios son incluidos en un ambicioso plan de reinversión en la mejora del equipamiento, ampliación de los espacios, salones y zonas exteriores, y refuerzo del equipo humano con más y mejores profesionales. Así se ha ido dando forma, como al sereno golpe paciente de un yunque, a fuego lento, la experiencia Restaurante Cándida.

La misma que es avalada por la opinión de los que son los primeros y más importantes críticos gastronómicos para Javier Capitán, los propios clientes. Más que clientes, amigos, invitados de honor recibidos con un trato casi familiar que tras cada visita reflejan espontáneamente su satisfacción con muestras espontáneas de felicitación en las diferentes plataformas digitales.

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CÁNDIDA
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Restaurante

km 1,5 Cra. Alameda-Molina, 29530 Alameda, Málaga

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